miércoles, 28 de septiembre de 2011

--

Un buen día hace mucho tiempo, empezamos esto. Hacía frío, o eso me dijiste, porque yo estaba enferma y no salí de casa. Hablábamos por entonces de tener un plan b y de los sueños. Tú me hacías reír, y yo te esbozaba una tierna sonrisa en la cara. Un cotilla quiso leer nuestros mensajes, pero debió de desistir por vagancia y perrería. Y es que eran tantos. Me contabas tu día, y yo te respondía con un chiste, y luego en la cama me despertaba pensando en ti. Nombrar películas que hemos visto juntos desde entonces resultaría inútil, no puede decirse que estemos atentos a ellas, nos refugiamos en las caricias y las palabras bonitas nos pierden. Encontrar más piedras en el camino sólo va a hacer que saltemos más alto, y es que a ti y a mi nadie nos separará. Las miradas hablan y los besos callan cuando sobran las palabras, que sé que a veces me pongo muy pesada. El teléfono suena cada día, sin embargo es un te quiero diferente el que oigo al colgar. Los motes crecen por tu parte, por la mía sólo han hecho que comenzar. Te ríes de mí, y me llamas de mil formas distintas, pero creo que sabes que me gusta que me cambies el nombre una vez a la semana, yo he llegado a la conclusión, de que si te hago sonreír, todo lo demás no importa. Estás aquí para ser feliz, amor

No hay comentarios:

Publicar un comentario