Terminas dándote cuenta de que pensar por los demás está bien, pero sin olvidarse de uno mismo, que no esperar nada de nadie, evita decepciones, que para recibir, también tienes que dar y que hay veces en las que te cansas de dar y no recibir. Que la felicidad es una actitud que solo existe por momentos, que hay que apreciar cada mínimo detalle, que no hay cosa más común y humana que cometer un error, y que no es tan malo como parece. Que por amor se pueden hacer muchas locuras, que la cantidad no hace la razón y que no es más rico el que más tiene. Que no siempre es mejor lo bueno y lo malo lo peor, que las apariencias engañan a cualquiera y que no es fácil decir las cosas como son cuando la gente opina hasta de tu silencio. Que no hay cosa más triste que que te quieran por pena, que sonreír está genial pero que llorar no es tan malo, que las cosas cuanto más claras mejor, que más valen pequeñas demostraciones a grandes palabras. Que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, que nadie es un fracaso si tiene amigos, que la vida está hecha para los que se atreven y que si arriesgas puedes perder, pero si no arriesgas, estás perdido. Que no hay nada como levantarte un día sacando todo lo positivo de las cosas, que soñar está bien, pero que aquí se trata de cumplir sueños, no esperes que nadie lo haga por ti.
Que después de la tormenta siempre llega la calma y que no hay mal que por bien no venga, que cuando algo bueno sucede, que cuando llega una oportunidad a tu vida, has de aferrarte a ella como si fuera la última y que SIEMPRE hay una razón para sonreír, encuentra la tuya.
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