
Noche. Dibujar con una caricia los confines de lo que se siente. O intentarlo al menos. Y perderse entre su cabello. Y andar a tientas casi en aquel deseo sofocado, tímido, embarazoso, en aquel sentirse desnudar, descubrir que se tiene miedo a atreverse. Pero tener ganas. Tantas ganas. Y seguir adelante así, dejándose llevar por la corriente del placer. Y seguir así, con esas notas que acompañan con dulzura el latido de sus corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario